Nos encantó todo en general de nuestra estancia en Las Calendas de Atapuerca CB. Lo que más nos gustó fue que pudimos llevar a nuestro Alaska Malamute, Anouk. Incluso le tenían preparado un plato para beber y otro para comer. La casa es pequeña, pero muy acogedora y tiene todo lo necesario. Está ubicada en un pueblecito que ofrece tranquilidad, pero al mismo tiempo está muy cerca de la ciudad. Queremos destacar especialmente la amabilidad de Begoña, la anfitriona, quien nos ofreció muchas facilidades y nos recomendó lugares que visitar y restaurantes donde comer. ¡Fue una experiencia excelente!

Sin problemas. 👍

Acogedora casa pequeña. Dispone de todo lo necesario.- Situada en un pueblecito tranquilo.- Anfitriona excelent.- Nos dio muchas facilidades.- Nos aconsejo buenos sitios.

Todo fue perfecto.

Me encantó todo en general, especialmente el hecho de que pudiéramos llevar a nuestro Alaska malamute, Anouk. Incluso tuvo su propia atención especial, con platos para beber y comer. La casa es pequeña pero muy acogedora y tiene todo lo necesario. Está situada en un tranquilo pueblecito pero muy cerca de la ciudad. Begoña, la anfitriona, fue excelente y nos brindó muchas facilidades, además nos recomendó lugares para visitar y restaurantes donde ir.

Estuve muy bien, no me puedo quejar.

Me encantó que pude llevar a mi perro y tuvo un detalle con él. La casa era pequeña pero acogedora, con todo lo necesario. Además, la ubicación era tranquila pero cerca de la ciudad.

El único inconveniente fue que no había suficiente variedad de almohadas para mi gusto.

La verdad es que no puedo encontrar ningún aspecto positivo de mi experiencia en este hotel durante mi fin de semana. La habitación era extremadamente pequeña y claustrofóbica, sin espacio para moverme cómodamente. Además, la limpieza dejaba mucho que desear, con polvo acumulado en los muebles y telarañas en las esquinas.

Estaba alejado de todo, en medio de la nada, lo que dificultaba mucho moverse y explorar la zona. Además, el hotel carecía de instalaciones básicas como un restaurante o un bar, lo que significaba que teníamos que desplazarnos a la ciudad para cualquier comida o bebida, lo cual fue muy incómodo.

Nos encantó poder llevar a nuestro perro a esta casa, ¡incluso tuvo su propio plato de comida y agua! La casa es pequeña pero acogedora y cuenta con todas las comodidades necesarias. Está ubicada en un tranquilo pueblo cerca de la ciudad y la anfitriona, Begoña, fue excelente, nos brindó muchas facilidades y nos recomendó lugares para visitar y restaurantes donde comer.